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Entretenidos andamos con el dique de Ciutadella. El mayor proyecto de ingeniería que se recuerda en Menorca genera tal cantidad de titulares y noticias que a algunos ya se les ha puesto la mosca tras la oreja y apuntan dudas razonables respecto a la iniciativa. Empecemos por el final.

El sábado los responsables de Ports -sin su gerente Mónica Pozuelo- se desplazaron a Ciutadella para explicar los últimos cambios introducidos en el dique, modificaciones que ya había avanzado este rotativo. Tras aceptar que la 'tiranya' no era un mal menor, el ente público, de acuerdo con Consell y Ayuntamiento, deciden alargar el dique unos 80 metros, pero a cambio de eliminar del proyecto un muro de amortiguación previsto en el muelle litoral. Demasiado impacto paisajístico, aseguran. La supresión de esta parte de la obra ha generado muchas dudas entre los sectores relacionados con el mar, la mar, el mar. La primera, saber en base a qué informe técnico se ha permitido eliminar un elemento de seguridad de la obra y cambiarlo por otro. Es más. Si el proyecto original contemplaba esta obra como necesaria, ¿por qué ahora ya no lo es? ¿Se hizo mal el primer proyecto? Preguntas que necesitan respuestas, solicitan varios sectores.

Pero es que en este tema también se mezcla una interpretación económica, difícil de explicar. En su día, Ferrovial (la empresa adjudicataria de la obra, por si alguien anda despistado) y Ports de les Illes Balears negociaron y pactaron una modificación del proyecto, después de que la constructora se plantara y dijera que necesitaba más dinero para acabar la obra. Tras esa hermética negociación, se llegó a un acuerdo para modificar el proyecto, y subir el presupuesto un 19 por ciento más, es decir, prácticamente el máximo que permite la Ley. Con el manual de matemáticas en la mano, este 19 por ciento de incremento debía haberse calculado, según varias personas, sobre el proyecto original, incluyendo todas las obras previstas inicialmente. Si de ese proyecto se eliminó durante la negociación de la construcción de este muro, consecuentemente se debía haber restado el coste de este muro del presupuesto inicial, y después aplicar el porcentaje. Pongamos que Ferrovial tenía un presupuesto inicial de 50 millones de euros, y que el muro costara tres. Entonces, el coste del proyecto inicial era de 47 millones, y un 19 por ciento más de 47 millones son 55,9. En cambio, un 19 por ciento sobre 50 millones son 59,5 millones. Es difícil de entender, pero algunos entienden que con esta argucia se permitió a Ferrovial obtener más dinero sin superar el margen legal. Alguien debe explicarnos bien quién tiene razón.

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Y aún con relación a este muro-escollera, otra duda es su afectación a la seguridad interna. Así, el estudio de viabilidad del amarre de cruceros en el puerto de Ciutadella que realizaron Berenguer y Europrincipia en julio de 2009 contempla en todo momento, como se comprueba en los planos, la existencia de este muro. Cierto que ahora se ha realizado otro estudio de maniobrabilidad, pero si con aquel era necesario el muro de amortiguación, ¿por qué ahora no?, se preguntan agentes de la mar.

Este nuevo estudio de maniobrabilidad propone que los buques entren marcha atrás en el nuevo puerto exterior. Es la solución propuesta para que la adición de dos cajones más en el dique no disminuya la operatividad del puerto. Desde APEAM ya avisaron de la inconveniencia de esta operación, más aún cuando se está construyendo una infraestructura nueva a estrenar y se estaba a tiempo de evitar esta maniobra, más insegura que entrar de popa.

Pero quizás la cuestión que más polvareda está levantando en esta mega-obra es la económica. A día de hoy, nadie sabe ni se atreve a pronosticar cuánto acabará costando el dique. Se empezó con 50 millones de euros, adjudicados a Ferrovial por ser la empresa que pedía menos dinero y ofrecía más rapidez. Después se aumentó un 19 por ciento este presupuesto después de un modificado de proyecto que nunca se ha llegado a hacer público. El presupuesto rondaba ya los 60 millones. Pero es que más adelante se adjudicó una obra complementaria, también a Ferrovial, por otros dos millones, y este sábado el presidente de Ports confiesa que también será Ferrovial quien reciba, como mínimo, siete millones de euros más para construir los dos nuevos cajones del dique. En varios blogs de internet se preguntaban ayer si el Govern puede adjudicar de manera directa una obra de siete millones de euros. La respuesta la tiene la Ley de Contratos del Sector Público, una normativa compleja y muy interpretable. En este caso, la justificación posible es que no hay otra empresa que pueda construir los cajones para este dique, pero al final, el resultado es que Ferrovial suma ya como mínimo 69 millones de presupuesto.

Y faltan aún los duques de alba, la estación marítima, posibles otros imprevistos... Algunos aseguran que el nuevo puerto de Ciutadella acabará costando cien millones de euros. El tiempo lo dirá. Lo que sí está claro es que este proyecto, que empezó con gestores del PP, después de Unió Mallorquina, y ahora del PSOE, requiere muchas, muchísimas explicaciones. Al final tendrán razón los que dijeron en su día que el proyecto se hizo de prisa y corriendo, en base a los intereses políticos de muchos y sin tener suficientemente en cuenta los criterios técnicos. Algunos explican que en su día plantearon objeciones al proyecto, y que un destacado político contestó: "Esto ya lo arreglaremos, ahora tenemos que comenzar las obras". Pues eso.