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EL PRESIDENTE del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aprendió economía en dos tardes y se nota. José Blanco, el populista ministro de la cartera más popular, la de Fomento, la que organiza todas las inauguraciones, no entiende de transporte aéreo, ni se esfuerza por aprender. En esa asignatura se quedó en el capítulo de los controladores aéreos, se saltó el de las bonificaciones - "ya me las pedirán", debió pensar- y se tapó los ojos al hojear las páginas sobre los costes. Al presumir de lo que carece se ha estado riendo de los menorquines, transmitiéndoles el síndrome de 'los últimos de Filipinas'. Estamos en la periferia de un Estado que no responde a nuestras necesidades en materia de transporte.

Vamos a repasar la historia reciente de Blanco y su relación casi erótica con el transporte aéreo en Balears. En verano incrementó la temperatura advirtiendo que no garantizaba el descuento de residente en los presupuestos de 2011. En septiembre, en Palma, recogió los aplausos de sus seguidores de partido al prometer no solo el mantenimiento del descuento, sino la negociación que iba a llevar a cabo con las compañías aéreas para reducir los precios. ¡Olé, torero!. Por fin, alguien, investido de ministro, había descendido hasta las Islas y les anunciaba la tierra prometida, a la que se podría llegar en avión a un precio módico. Y además iba a sacar a Excálibur para poner en su sitio a las malévolas compañías, empeñadas en ganar todo lo que puedan.

El ministro de Fomento sabe que la memoria es débil y que la palabra no tiene el mismo valor que antes. En una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de Diputados, repitió que estaba negociando con las principales compañías. No era verdad. Ni se había acordado. La semana pesada, el senador Pere Sampol le preguntó por el resultado de esas negociaciones. Entonces, como buen gallego, acostumbrado a la intervención de las meigas, sacó el conejo de la chistera y anunció la gran noticia: Iberia rebaja su tarifa un 5 por ciento. ¡Qué bueno es el ministro de Fomento! A lo mejor todavía se está riendo, convencido de que nos ha vendido la moto.

Le imagino sentado en su sillón azul oyendo la pregunta del pesado Sampol. Entonces llama a su amigo, el presidente de Iberia. "Oye Antonio (Vázquez), que necesito que me hagas un descuento en las tarifas, para la gente de las Islas, que algo tengo que decir en el Congreso". Se le notó que lo de las negociaciones con las compañías aéreas se le había pasado. Fue tan evidente que al día siguiente Air Europa se sumó por propia iniciativa al descuento, sin necesidad de que el ministro les llamara. Alguien en Air Europa tiene visión comercial. Prometemos la misma rebaja y además la ampliamos a los que no son residentes. Si es que no nos va a costar nada, debieron pensar. Menuda tomadura de pelo. Incluso el ministro debería saber que las tarifas están hinchadas, que se aplican promociones en función del momento y de las necesidades comerciales. Lo importante es el precio final que se paga por entrar o salir de las Islas, especialmente de Menorca, la que más dinero desembolsa por un billete de avión. Además, el ministro escondió otro detallito, que las tasas aeroportuarias se han incrementado un 5 por ciento, por lo que el descuento de tarifas, si realmente se aplicara sobre el precio final, también habría quedado en casi nada.

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El ministro Blanco a veces tiene tics de secretario de organización de su partido. Debe creer que la política es el arte de vender algo que no existe, pero que mucha gente, que vota, necesita.

El titular de Fomento dice sentirse orgulloso del AVE entre Madrid y Valencia. Presume de que se conseguirá reducir en un 55 por ciento el número de vuelos. De hecho, el tren de alta velocidad, con sus respectivas nuevas estaciones, incluida la de Rafael Moneo en Madrid, "sólo" (con acento) habrá costado 12.410 millones de euros, repartidos en diez años. Es para estar orgulloso y después recortar seis millones de la partida del descuento de residentes de los presupuestos del Estado para este año.

El problema que los menorquines tenemos con José Blanco no es fruto de que no entienda la marginación que padecemos en materia de transporte, sino que no escuche a sus compañeros de partido de las Islas. Porque seguro que alguien le pondrá el cascabel al gato y como mínimo le solicitará dos tardes para revisar cuestiones constitucionales, especialmente el artículo donde dice que todos los españoles son iguales, tanto si van en AVE como si necesitan un avión para llevarles, por ejemplo, a un hospital para alguna operación que no se pueda realizar en su isla.

LA PLATAFORMA por el transporte aéreo renace, por iniciativa de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Menorca. Esta vez, sin partidos políticos, como un movimiento de ciudadanos que reivindican sus derechos. No lo tienen fácil, sin embargo su acción es imprescindible. Ha pasado el turno de los políticos, incluso de los locales, que han perdido la capacidad para analizar con realismo el problema y no tienen imaginación para encontrar soluciones. Solo la presión social y un buen asesoramiento técnico pueden conseguir cambiar las cosas y hacer que Madrid escuche a los ciudadanos de la Isla más alejada de Madrid. El objetivo no es difícil de plantear: Queremos pagar los billetes al mismo precio que nuestros vecinos, los mallorquines. Así, además de ser "quatre Illes" nos sentiremos parte del "país".