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Hoy se da carpetazo a 2014 en un gélido ambiente por las condiciones meteorológicas, pero también porque, a mi juicio, ha sido un año de transición que nos trasladará a no sé a qué realidad.

Albert Einstein dijo en una ocasión que: «No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto». De hecho, lo que ocurre hoy no es más que cambiar un día por otro. Eso sí, la efeméride se vive con una ilusión que a medida que pasa el tiempo no acabo de entender. Nos felicitamos y nos deseamos lo mejor para lo que encierra el calendario de 2015. El día 1 amanece al son de los compases del Concierto de Año Nuevo y las cortinas de los cotillones solamente han ocultado por un instante los problemas cotidianos. Yo únicamente pienso que cumpliré un año más.

Dicho lo anterior, hace unos días que estoy dando vueltas a unas palabras de Mariano Rajoy en su mensaje navideño. El presidente apuntaba que 2014 había sido mejor que 2013 pero peor que 2015. Vale, él centraba su discurso en la economía y, aunque ésta es la rueda quemueve el mundo, no solo es eso. Además, de la macroeconomía a los bolsillos de los ciudadanos hay un trecho. Veremos qué pasa en los próximos meses.

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¿Y en Menorca qué esperamos?, pues lo de siempre. Es la pesadilla que se muerde la cola. Cerramos ejercicio con los mismos problemas del transporte aéreo, la mini temporada turística, la eterna brecha social sobre el uso y gestión del territorio... Nada nuevo bajo el sol. Se han hecho cosas, sí. No obstante, la brújula que ha perdido Menorca desde hace tiempo (y aquí los culpables somos todos) no encuentra el norte.

¿Se va a solucionar todo esto en 2015? Sobre el papel sí, porque en el horizonte ya se dibujan las elecciones municipales y autonómicas. La promesa es libre.

Hoy y mañana, todo el mundo debería hacer balance y ver por

dónde se nos escapa ese futuro que «llega tan pronto».