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Tengo por costumbre efectuar con mi esposa las compras de diario en Sa Plaça y en Sa Peixetería de Mahón, por proximidad a nuestro hogar y, por supuesto, por la atención personalizada de los comerciantes que solemos frecuentar. Hace un par de días una señora, cuya hija regenta uno de los comercios, me pidió que me pasara por la plaza donde ella vive, que necesitaba una reforma integral, que los vecinos lo habían reclamado a los de Dalt la Sala desde hacía varios años, sin respuesta efectiva de actuación. Este mismo día en otro comercio, la propietaria me comentó que su madre le había encargado que cuando me viera me comentara si podía efectuar una excursión mochilera por la zona donde vivía. Curiosidades de la vida, las dos peticiones eran de la misma zona, sa plaça Verge del Toro, al principio de las casas del Ateneo, de la calle José Anselmo Clavé.

Caminito i cap a sa plaça Verge del Toro, un lugar que, por cierto llevaba muchos años sin pisar este tranquilo lugar, con sus viviendas y patios muy bien cuidados; una vez aparcado el coche, después de esquivar la gran cantidad de socavones, puse manos a lo obra y a patear tocan.

Dicha zona tiene un problema endémico desde su nacimiento, la mayoría de los pinos están sembrados en el mismo centro de las aceras, haciendo imposible que puedan transitar los discapacitados en silla de ruedas o las familias con cochecito de bebé y tengan que hacerlo por la calzada, con el peligro que conlleva ya que tienen que convivir con los coches y motos, teniendo en cuenta que la otra acera solamente tiene un metro de ancho.

Unos vecinos me comentan que las raíces de los pinos han destrozado varios patios particulares, se han gastado un billetaje en restaurarlos; también hay una zona de aparcamiento que cuando llueve provoca un enorme charco - parece una piscina natural - que por la noche, por falta de luz, los conductores tienen que usar los antiguos chanclos, que alguno conserva de cuando los fabricaban en sa fábrica de gomes de Can Codina.

El parque infantil está desprotegido de un suelo anticaídas, que es peligroso para la gente menuda.

Resumiendo, el lugar verdaderamente está limpio, pero los de Dalt la Sala tendrían que poner fil a s´agulla y a remodelar tocan, los vecinos se lo agradecerán y pagarán sus impuestos con más alegría.

Vatuadell cent llamps, cuando abandonada la plaza me pegué un susto del carajo, casi choqué con uno de los pinos que con el paso del tiempo – el pobre está viejo y encorvado – invadía la calzada y casi dejo medio coche.