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La sala 11 del edificio histórico de la Isla del Rey, dedicada a traumatología, ha albergado la Biblioteca Científica del Dr. Munuera por voluntad de su viuda Dª Amalia Trabanco quien en visita realizada a la Isla apreció la idoneidad del lugar para confiarle la fuente de tantas horas de estudio.

En 2011, a los 75 años fallecía el Dr. Luis Munuera Martínez, médico especializado en Traumatología y Ortopedia que había dedicado su vida al ejercicio de su profesión en todos los frentes posibles: por supuesto ejerció la medicina en el ámbito hospitalario, desempeñó la Cátedra de su especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, fue Jefe de Departamento en el Hospital La Paz, Presidente de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología, y también aportó sus conocimientos a la Administración Central como director general de Planificación Hospitalaria. Todo ello da idea de su constante inquietud y de su compromiso social.

Pero lo que deseo destacar en este escrito es su actividad como investigador. Porque la mencionada Biblioteca Científica que nos ha legado, fuente de su conocimiento, nos ofrece la visión día a día del avance universal de la medicina ortopédica y traumatológica. En la época a la que me estoy refiriendo (1960 a 2010), el investigador, para mantenerse actualizado en el conocimiento de su especialidad tenía que acudir a las publicaciones más prestigiosas del mundo y éstas sólo estaban accesibles en ediciones de papel. Hay que tener en cuenta que los equipos de investigación deben estar coordinados para evitar la duplicidad de esfuerzos y lograr la mayor eficacia. Actualmente los sistemas de comunicación favorecen esa coordinación y casi todo el material necesario se encuentra digitalizado y con disponibilidad inmediata. Pero no siempre ha sido así. Hasta hace pocas décadas era preciso suscribirse a publicaciones periódicas, recibir y archivar los últimos descubrimientos y avances y, por supuesto, disponer o poder acceder a los textos en los que encontrar temas relacionados con el objeto de estudio. De ahí el volumen que tenía que alcanzar la biblioteca y el material a disposición del investigador.

En el caso que comento, la biblioteca que ahora está en la sala 11 del Hospital de la Isla del Rey, contiene unos 600 ejemplares dedicados monográficamente a traumatología, ortopedia y temas relacionados, además de números de publicaciones periódicas, en general mensuales desde 1960. Total 800 Kg de material científico, la mayor parte de origen estadounidense, pero con importante contenido británico, francés, alemán y español.

Este material lo recogimos en El Escorial, donde la familia Munuera tenía su segunda casa y lo trajimos a la Isla del Rey e instalamos en ella, por supuesto, con la necesaria colaboración de quienes han facilitado los medios de embalaje, transporte, mobiliario y complementos para que este almacén de ciencia pueda gozar de una larga y confortable estancia.

Ahora nos queda realizar el inventario y codificación de cada libro para su incorporación a la base de datos de la biblioteca general de la Isla.