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Quincenalmente <<Es Diari>> publica las experiencias de alguno de los voluntarios, que domingo a domingo, con su trabajo altruista colaboran con la recuperación del Hospital Naval Inglés. El colectivo de voluntarios que tenemos censados ya supera el centenar, pero el número de simpatizantes lo podemos cifrar en varios centenares, que son la mayoría de los visitantes que desde hace años, hemos trasladado a la Isla del Rey, para las pertinentes visitas guiadas.

Apreciado lector, en esta ocasión hemos creído oportuno publicar un escrito que hemos recibido, de un hecho sucedido hace más de cincuenta años:

La historia de nuestro perro SIMBAD y la Isla del Rey

Es Castell 1957.

Esta historia será muy simple para algunos pero para mi familia ha sido un recuerdo constante de amor, amor hacia mi padre Pedro Cladera.

Mi padre, trabajador de intendencia en los cuarteles de Es Castell, un día nos trajo a casa un perrito que era blanco como la nieve, le pusimos de nombre Simbad, éramos cinco hermanos y fue nuestro juguete y un miembro más de la familia. Mi hermana y yo a prendimos a caminar con él; cuando alguno de nosotros nos poníamos enfermos y venia el practicante el señor Xisco Barbaret, lo teníamos que encerrar en el patio porque se ponía furioso ya que él sabia que con las inyecciones el practicante nos hacia llorar.

Por desgracia, un día, mi padre enfermó y lo tuvieron que operar en el Hospital Isla del Rey, la intervención la realizó el Dr. Echevarría y Dr. Sampol, ayudados por unas jovencitas sor Demetria y la enfermera Marcela Real. La operación fue muy bien pero como era normal en aquellos tiempos la recuperación fue larga.

Mi madre cada día acompañada de Simbad y alguno de mis hermanos cogía la barcaza que salía del muelle del Hospital en Es Castell para ir a visitarlo. Un día una fuerte tormenta acompañada de lluvia y viento hizo que el barquero aconsejara a mi madre cruzar sola, ya que con los niños y el perro podría ser peligroso ya que la barca iba cargada de bultos, mi madre decidió entonces ir sola. La barcaza salió con mala mar y con ella la angustia de los que estaban viéndola desde los dos muelles. Simbad al verse sin la posibilidad de cruzar en barca para ir a ver a su querido dueño se tiro de repente al mar y nadó como un campeón contra viento y marea, pero las olas eran muy grandes y lo arrastraban, toda la gente de los muelles estaba pendiente de Simbad que nadó y nadó hasta que lo perdimos de vista, en el momento que ya pensábamos que se había ahogado, apareció en el muelle de la Isla del Hospital para la alegría de todos lo que lo vivimos, y corrió cuesta arriba hasta llegar a la ventana de la habitación de mi padre. Papá al verle, cómo cada día y a modo de saludo le levanto la mano y Simbad, después de ver a su leal dueño se volvió a tirar al mar y a duras penas llego otra vez al muelle de Es Castell.

La noticia corrió por el hospital y todo el mundo felicitaba a mi padre por el gran gesto que le había dado su querido Simbad, gesto de valentía, amor y lealtad.

Simbad murió con 18 años tras una larga vida; nos dejo a toda la familia una historia de coraje y amor que aún a día de hoy seguimos recordando.

Es Castell, 26 de marzo de 2016

MªAngels Cladera Miret