TW
0

Menorca como cualquier parte del mundo, tiene un futuro, un presente y por supuesto un pasado. Los que vivimos actualmente con una cierta edad, lo que nos preocupa es el futuro, o sea, lo que nuestros nietos en edad de estudio, recibirán en herencia básicamente de las actuaciones, bien sean políticas, empresariales y como no personales.

En el Ciclo « (re) PENSAR MENORCA» organizado por MENORCA.Es diari, la última conferencia para cerrarlo estuvo a cargo del economista Pedro M. Pons Ester, visualizando y por supuesto, analizando cuáles serán los retos y las oportunidades de nuestra Isla en el año 2066. La basó en cinco grandes coordenadas: virtualización, déficit de servicios sociales, recursos hídricos, energías limpias y sedentarismo-obesidad. Después de la lectura de una glosa escrita por su padre, en los años 80, afirmó que Menorca es una sociedad que debe evolucionar, definiendo a los menorquines como «nostálgicos, tozudos y orgullosos»; «primero son los acuíferos en buen estado antes que los talayots», añadió que: « un problema grave de Menorca es el agua, que no queremos ver al confundir el ecologismo con la hipocresía ambiental, estamos aplicando soluciones cortoplacistas cuando debemos pensar en las generaciones fututas», siguió: « Menorca debe aplicar energías limpias en los paisajes de toda la vida», apuntó las fórmulas de las placas solares y la energía eólica «para aprovechar la tramontana en una isla marcada por el viento». La conferencia de este economista menorquín, a mi modesto entender fue muy interesante, hablando sin pelos en la lengua del presente y del futuro, de nuestra Isla.

Lo que me voy a referir está relacionado con el pasado menorquín; se trata de las visitas nocturnas al Castillo de San Felipe, organizadas por el Consorcio del Museo Militar de Menorca.

El pasado día 14 de Setiembre, junto con mi esposa, nos apuntamos a una de las últimas visitas de la temporada; el grupo formado por una treintena de personas, los dos únicos menorquines mi esposa y el mochilero; de la mano de los guías de turno, comenzamos con una introducción histórica y a continuación se nos entregó un quinqué, para recorrer las galerías subterráneas del Castillo.

Nos trasladamos al Siglo XVIII recorriendo las galerías, experimentamos sensaciones de otra época, pero sin imaginarnos nada, a través de los actores y figurantes que representaban escenas reales del pasado…voces, lamentos, oscuridad, disparos, olor a personas fallecidas y por supuesto a pólvora por el disparo de un cañón del Siglo XVII y un mosquete.

A la salida, el grupo de visitantes dedicamos unos merecidos aplausos al guía y resto del equipo, el cual nos despidió con la frase: «si les ha gustado la visita, rogamos la recomienden a sus amigos, en caso contrario, si no les ha gustado, la pueden recomendar a las personas de su entorno que no les caigan bién»

Vatuadell cent llamps, lo más jodido de la excursión, no fue la oscuridad, ni las escaleras, fue el olor a muerto cuando visitamos la enfermería…parecía real.

Mi felicitación a los guías: Luis Ameller, Belén Riva y Rosa Pérez y como no a los figurantes: Jimi Sintes, Andreu Fernandez, Abel Pons, Wayne Martín Rodney, Marina Rossello, Cristina Alemany, Kim Núñez, Ernesto Nnang y Alfons Mirats…por supuesto, también a los responsables del Museo Militar de Menorca.