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Teníamos una deuda pendiente con Génova. Este verano se celebró en la capital de la Liguria la reunión anual de representantes de Museos Marítimos Mediterráneos (MUMA) a la que no pudimos llegar, atrapados en el Prat de Barcelona por problemas de una conocida compañía aérea, que aun a día de hoy no comprendemos. Allá tenemos no solo buenos amigos que conocen Menorca y la Isla del Rey, sino a personas con enorme experiencia en temas museísticos que nos aportan ideas consejos y apoyos. Y allá fuimos. Y fuimos siguiendo la ruta de nuestros antepasados, navegando rumbo a levante, entrando en la rada de Génova en barco. Diecinueve horas de mar –con otras tantas de regreso- permitieron a los diez voluntarios expedicionarios, hablar, pensar, soñar, intercambiar ideas, retener lo que puede interesarnos.

Claro está que hablamos de dimensiones diferentes. El "Museo del Mare" de Génova ocupa un viejo edificio portuario de siete plantas, ampliado por una enorme caja de cristal que lo agranda, transparenta y culmina con una amplia terraza desde la que se domina toda la ciudad. Es curioso que el proyecto de la restauración/ampliación fuese redactado por el arquitecto español Vázquez Consuegra. Bromeamos pensando que si propusiésemos una idea semejante en Menorca, acabaríamos todos en la horca.

Dos días dedicados al Museo. El primero, visita exhaustiva bien dirigidos por la Directora del mismo Franca Acerenza. El segundo, reunión con Maria Paola Profumo, Presidenta del MUMA y del consorcio público privado que rige el Museo y con Pierangelo Campodonico verdadero cerebro de la magnífica instalación, un hombre que ya nos ha propuesto un modelo de Centro de Interpretación para el Puerto de Mahón. Esta idea –también analizamos Portsmouth- forma parte de uno de los proyectos en los que la Fundación Hospital de la Isla del Rey está fuertemente comprometida.

Tras visionar una serie de fotografías nuestras- un antes y un ahora de la recuperación- tuvimos un vivo intercambio de ideas en las que intervinimos todos: Tomás Vidal interesado por la cartografía de la que es reconocido experto; Jose Maria Vizcaíno entusiasmado con unas maquetas del puerto; Mario Cappa, nuestro guía y mentor en su Italia natal, ilusionado por todo, obsesionado por todo, capaz de asimilar todo. ¡Enorme corazón que en este segundo día no daba abasto a más emociones! Por la mañana vino a vernos Andrea Amici autor del libro "Una tragedia italiana" referido al hundimiento del Acorazado "Roma". A mediodía se incorporaron dos de sus hermanos –Ecttore y Elio- que almorzaron con nosotros en el Bar Café del Museo y algo más tarde llegó procedente de L´Spezia el superviviente del acorazado Gustavo Bellacini acompañado de su hija Josefina y su yerno Aldo. A sus 95 años, testigo vivo de aquella tragedia, a la vez impulsor moral de todo lo que hacemos.

Resumen final más que positivo. Lazos de amistad y colaboración con una red que integra 37 Museos Marítimos del Mediterráneo. La próxima convocatoria de 2017 se celebrará en Cesenático un canal puerto diseñado por Leonardo da Vinci en el Adriático. Esperamos que la reunión de 2018 se celebre en nuestro Puerto de Mahón.

En el recuerdo de estos días, quedan compromisos, ilusiones, proyectos. Vamos sin prisa pero sin pausa, a por todos ellos. Un numeroso y leal grupo de voluntarios, se lo merece.

P.D. Como un punto de soldadura más entre Génova y Menorca, un nombre muy familiar: Sturla. Un rio que cruza la ciudad lleva este nombre, igual que un barrio de la parte antigua. Aparecen Sturlas en un montón de publicaciones que cada vez que escuchábamos o leíamos, nos recordaban a unos entrañables amigos de Mahón siempre dispuestos a ayudar a nuestra Fundación y que nos legaron en su día una impresionante colección de cartas náuticas procedentes del primer Sturla que llegó a Menorca, procedente precisamente de Génova.

Luis Alejandre Sintes

General (R)