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La cocina latina en su vertiente más purista o de mestizaje tiene competentes representaciones en Menorca: Santa Rita, María Bonita, La Mexiterránea, Urban Street Food, Cas Safrà o la esperada taquería que preparan Vianey y Miquel de SMoix en Ciutadella, entre otros. Uno de los últimos en abrir sus puertas ha sido Romeo y Julieta (Urbanización de Son Parc Golf – 971.359.326), situado en un fabuloso emplazamiento rodeado de vegetación. Al frente de su cocina se encuentra el portugués Julio Bico, viejo conocido entre los aficionados de la Isla. Figuran en su currículum lugares como Cachito, Trébol o sus colaboraciones intermitentes con el equipo Ses Forquilles, desde aquel excitante Sa Vinya de Es Castell hasta El Rais de Port Maó; de Oriol y Marco aprendió la ambivalencia de entreverar recetarios y a mezclar ingredientes de procedencias dispares con la sensibilidad de quien sabe medir los matices. En veinte años Julio ha combinado su formación en los fogones de Menorca con temporadas fuera de la Isla, como El Único by Flanigan -reservado del legendario negocio de Miguel Arias en Portals- o Patrón Lunares y Muta, proyectos de Javier Bonet, uno de los emprendedores culinarios más respetados del país.

CARIBE Y HUERTA MENORQUINA

En la vida de Julio se cruzó Alain Charlot, empresario belga que vivió en Latinoamérica durante tres décadas. En una de sus temporadas por Menorca avistó la oportunidad de remodelar el chalé del Club de golf de Son Parc y poner en marcha un negocio de restauración con planteamiento renovador. Romeo y Julieta, dos espacios totalmente diferenciados donde el cliente decide por momento de consumo: uno más informal y social, y un comedor más sobrio, una de las salas más sugerentes de la Isla. Como complemento, una acogedora terraza y un bar con excepcional repertorio de espirituosos.

La oferta gastronómica se apalanca en productos de huerta propia, un terreno en el Camí de la Cucanya que provee hortofrutícolas de temporada. A esto se le añade una valiente línea de trabajo que se inspira en las cocinas del Caribe y en las recetas y técnicas latinoamericanas integradas con ingredientes menorquines de mar e interior. La cocina de Bico es tan sabrosa como directa y entremezcla reflexión y pasión. En el proceso creativo intervienen también su mujer -de origen dominicano-, sus colaboradores en cocina -peruano y venezolano- y la dirección de Charlot, quien anima a arriesgar para diferenciarse.

CAUSAS, CEVICHE Y PULPO HOGAO

No es este cronista muy afín a la cocina fusión, en ocasiones subterfugio de cocineros mediocres, pero Julio Bico convence aquí con su estimulante mestizaje entre creaciones transoceánicas y mediterráneas, composiciones que reinterpretan clásicos reconocibles mediante intervenciones y contrapuntos llenos de sentido. Hace unos días probábamos, por ejemplo, una causa peruana de calamar de logrado contraste o un ceviche con contrapuntos cítricos y picantes bien equilibrados. También un arroz presentado con punto milimétrico en el que calabacín y queso de Mahón-Menorca se complementaban con academicismo. Preparación de cereal cuyo altísimo nivel peleaba con el pulpo hogao colombiano como cumbre de la comida. El cefalópodo se servía con intachable textura y finos matices acidulados de cebolla encurtida.

Mostraba carácter el tataki de solomillo de vermella menorquina con arroz de coco y chips de yuca; menos convincentes las arepas con relleno excesivamente deshidratado. En cambio, era fresco e intenso el guacamole hecho al momento y mezclado en la mesa por el cliente. Encontrarán otras elaboraciones en un plano más informal, pero con personalidad: los calamares fritos con mahonesa cítrica, la burrata ahumada con tierra de cítricos y compota de ciruela, la costilla andina, las gorditas de queso fresco de payés y miel de Menorca, las papas que pican o el falso risotto de quinoa.

COCTELERÍA, RONES Y MÁS

El joven Xiscu Salom Seguí dirige la sala respetando tiempos y distancias, manejando a medida de cada cliente la flexibilidad que propone un establecimiento con tan diversas opciones. Supervisa también una carta de vinos escueta, pero con acertado criterio y precios amables. Les hablaba antes de un bar bien pertrechado. Y es que, además de los puros habanos, el ron es la pasión declarada del Alain Charlot. Por eso se ofrecen una treintena de orígenes del espirituoso de caña, incluyendo añadas y productores artesanos de islas caribeñas. Gianluca Stecca profundiza en la coctelería donde maneja una centena de referencias de calidad, priorizando el ron, desde mezclas clásicas a guiños contemporáneos. ¿Se les ocurre mejor opción en una tarde de primavera que una sobremesa con un Plantation aniversario de Barbados y un Romeo y Julieta?

Productos y productores locales

Productos y productores locales: Aproximadamente el 60% de las materias primas que utilizan en Romeo y Julieta son autóctonas. Algunos de sus productores fetiche son Sa Cooperativa del Camp (hortofrutícolas, embutidos y carnes), Illa Fruits (Frutas), Viper (carnes y embutidos) o Fábrica de Farry (helados de sabores a medida, como el de puro habano).