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El pasado mes de septiembre la SHA Martí i Bella solicitaba formalmente al Consell insular el inicio del expediente conducente a la declaración de Bien de Interés Cultural, con carácter de Bien Etnológico, de una amplia zona de Tramontana de Ciutadella conocida popularmente como Punta Nati.

Una iniciativa cívica que emana de la propia naturaleza de nuestra asociación, como parte integrante de nuestro tejido social y cuya propuesta, tal y como ocurre en democracia, debe ser encauzada por las instituciones públicas siempre que redunde, en este caso concreto, en una mejora en la protección de nuestro patrimonio común. Al fin y al cabo responde a un acto de responsabilidad ante una cuestión importante, que no es otra que contribuir a mejorar nuestro futuro a través de la utilización de los mecanismos de protección del patrimonio natural, su paisaje, y del patrimonio histórico en todas sus vertientes, arqueológica, arquitectónica y etnográfica, de manera que su salvaguarda nos permita por un lado conservar unos valores que en muchos aspectos forman parte de nuestro carácter como pueblo o comunidad, y por otro lado ponga en valor un atractivo elemento diferenciador en una economía fuertemente dependiente del turismo.

Es sobradamente conocido que la apuesta del Consell insular realizada para la obtención de la declaración de la Menorca Talayótica como Patrimonio Mundial es, y así ha sido desde el principio, totalmente respaldada por nuestra entidad como un paso fundamental para su difusión y salvaguarda. También es igual de conocido que nuestra propuesta iba un poco más allá en la intención de que ésta abarcara la totalidad de la que denominamos 'cultura de la piedra', tan definitoria de nuestro paisaje, de tal manera que la arquitectura popular menorquina de carácter etnológico formara parte de la candidatura como 'descendiente' de aquella cultura prehistórica que al fin y al cabo actuaría como punta de lanza del proyecto. Una posición, la nuestra, basada en la perspectiva de que un paisaje cultural opta actualmente con mayores posibilidades de prosperar ante la UNESCO.

Una vez tomada la decisión que se adoptó, y que a pesar de no ajustarse a nuestras pretensiones cuenta como se ha dicho con todo nuestro respaldo, cabía trabajar en alguna iniciativa que pudiera suponer la revalorización de un patrimonio realmente único y espectacular, pero en grave peligro de desaparición, como es el de la arquitectura etnográfica de la Isla. Nuestra propuesta, por consiguiente, no surge de la casualidad y se nutre de los propios mecanismos legales de nuestro entorno y de las directrices surgidas en bien de nuestro patrimonio natural, como la Convención Europea del Paisaje, emitida por el Consejo de Europa en 2000 y que define el paisaje como: «Cualquier parte del territorio tal y como lo percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos». Declaración que promulga: «Integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística y en sus políticas en materia cultural, medioambiental, agrícola, social y económica…», sin olvidar, fundamentalmente y tal como se especifica en la propuesta formal presentada por SHA Martí i Bella que la propia declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera destaca como valor primordial de la misma: «El paisaje rural tradicional en un territorio intensamente humanizado».

Continuará.