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De todos es sabido que en casas de las ciudades y pueblos de Menorca existen pequeños huertos, jardines, patios, elementos arquitectónicos, y objetos antiguos, la mayoría en desuso, como son fogones de carbón, foganyes, aljibes, alacenas, escaleras, gallineros, pocilgas etc. y que hay familias que los conservan con esmero y conservan pequeños y sencillos objetos familiares que han perdido su utilidad. Yo les animo a que, en la medida de sus posibilidades y antes de que se deterioren, los cuiden y conserven como testimonio de la memoria colectiva de nuestros pueblos y ciudades y animo, a los niños y jóvenes a que se interesen por ellos, para que no se pierda en su saber los eslabones. Por ejemplo hoy se cuecen los alimentos en cocinas de gas butano, vitrocerámica, inducción y en el microondas pero hubo un tiempo en que se cocían en foganyes, después en fuego de carbón y cocinas de hierro con leña. Más tarde con los hornillos de petróleo y el gas ciudad, hasta los mencionados de nuestros días.

En un tiempo se escribía con cañas a las que afilaban las puntas, o sea, cálamos; plumas de ave, plumillas con mango, lapiceros, estilográficas, bolígrafos, rotuladores, máquinas de escribir Underwood, Brother, Lexicon 80, Remigton, Hispano Olivetti, las portátiles y eléctricas, hasta los antiguos ordenadores y las nuevas tecnologías digitales.

Hay trabajos de la tierra que se van perdiendo y con ellos las herramientas que se utilizaban para realizarlos y los objetos afines, así como otros trabajos y destrezas y sus aparejos.

Antes de hacer alguna remodelación, derribo de casas o de elementos de las mismas, aconsejo que dejen testimonio fotográfico. También si los siguen conservando.

Hace unos días se presentó particularmente, en el sitio donde fueron sembrados, y donde se está agrupando la biblioteca particular, el libro titulado «Los Arbolitos. Casa huerto-jardín» aportando un pequeño grano de arena en relación a ello.

Los inmuebles, edificios, tienen su pequeña historia, en variados aspectos; la de su construcción y remodelaciones por las que ha pasado; los que los han habitado, y la utilidad que se les ha dado. Los edificios tienen su esencia. Son algo más que un inmueble, unas piedras, paredes, elementos materiales, decoración, son también lo expuesto anteriormente. En algunos casos concretos, en un momento determinado, época del año y por un tiempo, o definitivamente, pueden cobrar una nueva perspectiva, servir de base o punto de partida para realizar pequeñas colaboraciones, exposiciones monográficas, actividades que, poco a poco, pueden tener mayor calado, ser lugares de descanso y para compartir conocimientos, abrir horizontes, enriquecer el mundo interior y el de los valores, así como divulgar destrezas. Si alguna persona está interesada por estos temas y por el libro y lo desea, puede ponerse en contacto conmigo, encontrará mi número de teléfono en la guía telefónica.

El verano es una buena época para estos ejercicios y no está de más que cada uno sepa, tenga conocimiento, de sus casas y la época en que fueron construidas, de las pequeñas y a veces no tan pequeñas cosas que fueron elaboradas en el siglo XIX y principios del XX y aun antes, y objetos realizados con técnicas que han desaparecido, de libros y bibliotecas, ayudando a conservar así, para las generaciones venideras, la pequeña historia familiar de ello.