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Mi familia disfruta un año más y a plena satisfacción del verano menorquín. Y puedo asegurarle, señor director, que nuestra fidelidad hacia la Isla no es en absoluto reciente, sino que se asienta en las numerosas visitas que venimos realizando desde hace varios lustros. En este mes de agosto, sin embargo, permítame que manifieste públicamente en las páginas de este diario nuestra seria preocupación por la actitud adoptada por el equipo de gobierno del Consell de Menorca ante la razonable protesta expresada por la plataforma ciudadana que se opone a la construcción de unas rotondas tremendamente sobredimensionadas en el tramo Maó-Alaior de la carretera general.

Suscribimos desde luego el sentido común que exhibe el citado colectivo de ciudadanos al advertir sobre la negativa -e irreparable- transformación que sufrirá una zona muy significativa del paisaje menorquín. (Y que se sumará, de no mediar una inmediata rectificación política, a otra ya lamentable y consumada agresión paisajística: el túnel y la macrorotonda de Ferreries). Sepa, señor director, que mi familia no pretende abundar en las razones contrarias al controvertido proyecto que defiende la Conselleria de Movilidad, bien conocidas por sus lectores. Más allá de rechazar de plano unos planteamientos técnicos nada convincentes, mediante esta carta quisiera dejar constancia de nuestro firme respaldo a la Menorca en verdad más genuina y auténtica, una isla que no queremos ver destruida por una descabellada política de rotondas a doble nivel. Entendemos que la seguridad de la carretera general debiera abordarse con propuestas basadas en el sentido común y no con obras como la proyectada en el tramo Maó-Alaior. Porque, ¿cómo justificar, por ejemplo, la rotonda diseñada en el punto viario de Biniai? Según nos han informado unos queridos amigos menorquines, y hemos leído también en este periódico, la Comisión de Medio Ambiente de Balears ya ha dado un oportuno y necesario toque de atención al equipo de gobierno del Consell insular sobre sus planes para el tramo Ferreries-Ciutadella. Las mejoras en la carretera general no pueden diseñarse con tantas absurdas e incomprensibles agresiones al paisaje y medio ambiente de esta isla para nosotros tan entrañable.

Aprovecho la ocasión para decirle al Consell insular la enorme dificultad que tenemos en las comunicaciones (vuelos) con la Isla, creemos que merecerian por parte de ese Consell un mayor esfuerzo y dedicación.
Debo señalarle, señor director, que nuestra relación con Menorca es antigua. En mi época de estudiante, hablamos del inicio de los 80, recorrí la Isla, sus poblaciones y sus playas, mediante una modesta motocicleta. Tal descubrimiento dio paso en poco tiempo a una fase de sincero enamoramiento y éste, al cabo de unos años, pudo concretarse afortunadamente en la compra de una casa que ha permitido mantener nuestra fidelidad hacia la Isla.

La modesta motocicleta, como comprenderá señor director, años ha que goza de una merecida jubilación. Pero en su día ya suscribí muy complacido el lema «no frissis, ets a Menorca». La Menorca más auténtica a la que espero seguir reconociendo como tal los próximos años.

Atentamente.