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Cuando buscas por internet o lees en alguna publicación la descripción del pueblo te lo expone como: San Clemente es un pequeño núcleo rural de medio millar de habitantes que se encuentra en el término municipal de Mahón,Menorca. Pedanía a unos 4km del centro de la capital menorquina y a menos de 2km delAeropuerto de Menorca.

Cuando atraviesas el pueblo conduciendo o transitando observas sus calles, sus comercios, su iglesia, su coqueta plaza, el parque donde juegan los niños o si por circunstancias vas a comer en alguno de los buenos restaurantes del pueblo o a tomar una copa en alguno de sus bares o te paras a comprar en sus comercios, percibes la placentera tranquilidad que transmite el pueblo, una recóndita e inexplicable sensación de bienestar. La percepción que tienen los se informan sobre Sant Climent o los que lo visitan es la que he mencionado con anterioridad.

Los que hemos nacido y crecido en el pueblo, además de saber que es un pueblo pequeño y que se respira calma y sosiego, conocemos el sentimiento de pertenencia que te genera la fantástica circunstancia de haber nacido, jugado y vivido en sus calles. Los lazos de amistad que creas de niño con los de tu cuadrilla, la complicidad que se establece en los preciosos e inolvidables años de la niñez, la adolescencia, la juventud. Los primeros años en el colegio, el jugar a futbol juntos, el aprender a jugar a cartas, el acudir a escultismo, el ir a nadar, el pisar por primera vez a una discoteca y explicar tus sensaciones: te crea un vinculo de fidelidad y lealtad. Después la vida a veces te separa, otras veces no, a veces te vuelve a unir y otras no. Creo que nunca hay que darle excesivas vueltas, pero en el fondo del alma siempre quedaran bonitos vestigios de la bella época que pasasteis juntos.

La implicación con el pueblo que te crean estas vivencias y el sentimiento de ser de Sant Climent es muy grande. Todos somos conscientes que dependemos de Mahón, pero la verdad es que nunca he oído a una persona de Sant Climent, cuando curiosos le preguntan de dónde es, que conteste: «soy de Mahón». Orgulloso y seguro responde: «soy de Sant Climent». Yo trabajando en Ciutadella muchas veces lo he pasado fatal, cuando me preguntan y tu de dónde eres, yo contesto orgulloso: «de Sant Climent», y me dicen: «y esto donde esta» yo me retiro apesadumbrado, triste, pero sobre todo sintiendo vergüenza ajena y preguntándome incomodo cómo es posible que no conozcan al mejor pueblo de la Isla.

Sin ninguna duda, el vivir en un pueblo pequeño también tiene inconvenientes: las idas y venidas que tienen que hacer los padres para que sus hijos puedan asistir a todas las actividades que realizan, el saber que no disfrutas de ningún tipo de anonimato, tus éxitos y desgracias salen periódicamente en el teletexto de los bares del pueblo, el conocer que tus decisiones son analizadas y juzgadas por el resto del vecindario. Pero lo que tengo muy claro es que si pones una balanza los pros y los contras, ganan con mucha claridad los pros.

Como colofón creo que es fantástico, divertido y entrañable poder vivir en este pequeño gran pueblo. Poder ver la implicación de los vecinos en las diversas fiestas o eventos que se realizan (por cierto cada vez más). Ver el arduo trabajo de los integrantes de la AAVV, (siempre he admirado lo que hacen), esfuerzos muchas veces no suficientemente recompensados ni agradecidos, pero sin los cuales hay que tener muy claro que las fiestas y otras actividades no serían posibles.

Sin más despedirme, diciendo lo orgulloso que estoy de ser de donde soy.