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La propuesta de UPCM de abrir una sala de hemodinámica en un centro sanitario de la Isla, publicada en este diario y refrendada posteriormente por su portavoz en una carta, ha abierto la controversia sobre la idoneidad o no de estas instalaciones. El debate, sin duda, es interesante y necesario pero, a mi modo de ver, mal planteado. Por un lado, UPCM argumenta su propuesta con comentarios como «la doble insularidad puede cortar vidas» o «si alguien tiene un infarto en Menorca tiene menos probabilidades de sobrevivir que si le sucede en Mallorca o Eivissa» lo cual además de demagógico es inexacto. Nada más lejos de la realidad.

Según el registro balear de cardiopatía isquémica (Registro CI-IB) la mediana de tiempo en nuestra Área de Salud desde el electrocardiograma (ECG) hasta el inicio de la fibrinolisis es de 33 minutos (la más baja de Balears) por 92 minutos desde el ECG hasta la angioplastia primaria en el Hospital Son Espases (HUSE). Es decir, el tiempo transcurrido desde el infarto hasta la apertura de la arteria responsable del mismo es considerablemente menor en Menorca. Alguien me dirá que no todas las fibrinolisis son exitosas o que hay pacientes con contraindicaciones para su uso pero el porcentaje de ambos (fibrinolisis fallidas y contraindicaciones) es de solo el 6%. Además, el 100% de pacientes con un infarto son trasladados al hospital de referencia para realizar una angioplastia tras la fibrinolisis (es lo que se llama angioplastia del día después). Por otro lado, toda esta sistemática no es algo que hayamos decidido aleatoriamente sino que la decisión de tratar un infarto con un fármaco (Menorca) o con un catéter (Mallorca) forma parte de la «estrategia de reperfusión del síndrome coronario agudo» de nuestra comunidad en la que participamos todos los hospitales de la sanidad pública y que obviamente tiene en cuenta cuestiones geográficas, técnicas y administrativas. Cuando he comentado antes los resultados he mencionado intencionadamente al Área de Salud porque en ellos están implicados tanto los centros de atención primaria como el 061, el Hospital Mateu Orfila (HMO) y, por supuesto, el Servicio de Hemodinámica del HUSE. En Menorca las distancias son más cortas y la movilidad más rápida pero es de destacar el alto porcentaje de fibrinolisis prehospitalarias realizadas por el 061, el tiempo reducido desde la llegada al centro sanitario hasta la realización de un ECG (14 minutos) y la precisión diagnóstica de los equipos sanitarios (muy alta, del 90.4%).

El otro argumento que nos ofrece UPCM es la existencia en Eivissa de una unidad de hemodinámica en un centro privado concertada con el IBSalut que además nos presenta como «modélica». No voy a entrar en el tema del agravio comparativo que puede suponer que el IB-Salut concierte este servicio en una isla y en otras no porque es un problema a mi modo de ver político y a ese nivel debe resolverse. En lo que no estoy tan de acuerdo es en catalogarla como modélica cuando hasta hace unos pocos meses no era posible realizar angioplastias primarias y los estudios más o menos preferentes se concentraban en dos o tres días por semana (la unidad del HUSE trabaja todos los días de la semana). El coste por paciente tratado obviamente es otro asunto no poco importante en el que tampoco voy a entrar pero que también se debe tener en cuenta.

¿Se podrían realizar angioplastias primarias en el HUSE manteniendo el sistema actual? Es posible y ya se han realizado algunas pero las medianas de tiempo (132 minutos) se alejan de los estándares recomendados (< 90 minutos) e implicaría revisar la logística actual de transporte aéreo.  

Con los resultados de actividad antes mencionados, ¿es necesaria una sala de hemodinámica en Menorca? Es un tema que creo que no se debe tratar a la ligera. Al margen del coste estructural y en equipamiento, realizar angioplastias primarias, que sería la principal justificación de esta unidad, conlleva unos costes de personal elevados porque implica contratar a dos cardiólogos hemodinamistas para poder mantener una guardia de 24 horas y personal de enfermería capacitado. El otro beneficio sería evitar el traslado a otra isla de los pacientes que precisase un cateterismo (y sus familias) lo cual también es otro aspecto muy importante. Por contra, el coste de tratar cada paciente se incrementaría sustancialmente y perderíamos la ventaja de contar con un equipo de gran experiencia y calidad contrastada como es el Servicio de Hemodinámica del HUSE además de no tener a mano la cirugía cardiaca (algunos pacientes después del estudio precisan cirugía y se tendrían que trasladar igualmente).
En caso de apostar por este servicio, ¿dónde ubicarla? UPCM se anticipa a la decisión del IB-Salut y nos comenta que existe cierto «interés» por parte de algunas clínicas privadas. Bajo mi punto de vista, por infraestructura y experiencia, y para garantizar un correcto funcionamiento de un servicio público, debería ubicarse en el Hospital Mateu Orfila que cuenta con tres cardiólogos en su plantilla, un Servicio de Medicina Intensiva con una larga trayectoria en el manejo de estos pacientes y la posibilidad de realizar procedimientos cardiológicos complejos como el implante de marcapasos. Es sin duda una apuesta de futuro que debe ser sopesada tanto desde el punto de vista político como técnico y económico (sobre todo), analizando todos los datos y valorando todos los pros y contras que no son pocos. En cualquier caso, tanto si se pone en marcha como si no, los menorquines pueden estar tranquilos porque las personas que trabajan para mantener a salvo su corazón los seguirán haciendo con toda su profesionalidad y buen hacer.