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Cuando se cumple el 50 aniversario de las primeras misas en lengua vernácula -en pla català de Menorca- es preciso reconocer el compromiso y el firme compromiso de la diócesis en favor de nuestra lengua propia.

Después del Concilio Vaticano II empezaron a oficiarse actos litúrgicos en la lengua propia de los menorquines. El entonces rector de la parroquia de Santa Maria de Maó, Mn. Jaume Cots, pronunció la primera misa en menorquín.

Pero, tal como Miquel Pons-Portella ha investigado y explicado en estas páginas, el obispo Bartomeu Pascual Marroig ya se avanzó a los criterios conciliares cuando ordenó que una comisión preparase, cada semana, las lecturas de la misa dominical en la llengua dels menorquins, que eran enviadas a las parroquias cada semana.

Varios sacerdotes desarrollaron durante los años 60 y 70 una viva conciencia a favor de la liturgia en la lengua vernácula. Entre ellos Mn. Josep Salord Farnés, Mn. Llorenç Olives Galmés i Mn. Antoni Sintes Anglada. La Iglesia de Menorca ha mantenido vivo este compromiso con la llengua del cor y hoy se utiliza con normalidad en todos los actos, actividades y manifestaciones de la diócesis.