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Apenas veinticinco minutos duró el encuentro entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, una cita que constató la incompatibilidad para la obtención de apoyos mutuos en una hipotética investidura. No habrá, por tanto, el pacto a tres -PP, Ciudadanos y PSOE- propugnado por Rajoy, lo que acota las posibilidades del líder socialista para ser investido al pacto de izquierdas, encabezado por Podemos. No hay otra opción.

Rajoy ha contagiado su parálisis al resto del Partido Popular, formación que no logra articular una alternativa para sumar los votos necesarios frente al veto del PSOE. Ninguna propuesta para desbloquear la situación. El PP confía en el fracaso de Sánchez como única vía para salir del atasco político  provocado por los resultados de las elecciones del 20-D.

Descartado el entendimiento entre PP y PSOE, Pedro Sánchez debe acelerar la dinámica de las negociaciones para optar a la investidura y formar gobierno. Pero el dirigente socialista no lo tiene fácil, porque los intereses partidistas y la presión mediática no facilitan el acuerdo. Resolver el problema con una otra convocatoria electoral significaría el fracaso de la clase política española.