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Los actos celebrados ayer con motivo del Día de la Mujer demostraron que el esfuerzo por la igualdad entre hombres y mujeres  constituye un objetivo fundamental para conquistar sociedades más cultas, equilibradas y sólidas. Queda mucho por hacer, porque es necesario que la dignidad y la igualdad de la mujer lleguen a todos los ámbitos: laboral, institucional y también en las familias.

La asunción de derechos por parte de las mujeres no ha sido un camino fácil. La reivindicación de la sufragistas para conseguir el derecho al voto costó esfuerzos y sacrificios antes de convertirse en realidad. La voluntad de superación de las mujeres ha significado su incorporación a la docencia, la política, la dirección de las empresas y las instituciones, y también a puestos reservados antes en exclusiva a los varones. Pero falta aún mucho camino por recorrer. Los salarios que perciben las mujeres son inferiores a los hombres, y han de luchar para compaginar empleo con maternidad.

Los resultados logrados en pocas décadas son gigantescos y debemos seguir avanzando, porque la humanidad es inconcebible sin el respeto a la dignidad y la igualdad de la mujer.