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Los ocho alcaldes de Menorca recibieron con lógico interés la llamada conjunta del Govern y el Consell: hay que redactar y presentar proyectos para que cada municipio reciba fondos recaudados con la ecotasa. Manos a la obra, desde Menorca se remitieron cuarenta proyectos. Pero de la ilusión, a la decepción y al enfado, al constatar hoy los primeros ediles que todos sus proyectos no han sido tenido en cuenta y que las iniciativas municipales han quedado excluidas. Para este viaje no hacía falta alforjas.

La protesta menorquina, compartida por los alcaldes de Mallorca y las Pitiuses, que también han quedado fuera del reparto, constituye una advertencia sobre el correcto uso de recursos públicos para evitar que unos políticos se apunten sus «éxitos» a costa de otros.

El Govern tenía que haber actuado con mayor generosidad para distribuir lo recaudado entre los municipios, que de buena fe respondieron a la convocatoria y se afanaron en presentar inversiones que al final han quedado en nada.

La ecotasa debe recaudar dinero para fines medioambientales pero no puede convertirse en motivo de insatisfacciones, enfados y desacuerdos.