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Gabriel Company, claro vencedor del congreso del PP balear, tuvo ayer un gesto de dignidad al afirmar que piensa integrar en la nueva dirección regional a miembros de la candidatura de Bauzá. De la misma manera, cabe esperar un buen perder por parte de José Ramón Bauzá. Ha de asumir que su hora ya ha pasado para dejar de ser un problema. No tiene sentido que ponga piedras en el camino de quienes han ganado. Anteriores presidentes regionales como Gabriel Cañellas, Joan Huguet o Rosa Estarás supieron situarse en un digno y segundo plano. Bauzá debe seguir este ejemplo.

La campaña del congreso regional ha sido durísima. Bauzá aprovechó que sus compañeros le nombraron senador autonómico para lanzarsea una campaña de descalificación contra Company, al acusarlo injustamente de «catalanista» e «independentista». Un derroche de demagogia y una estrategia autodestructiva, impropia de un proceso primario interno, ha dañado la imagen del PP balear, aunque ha fortalecido a Company en las Islas. Bauzá ha perdido al falsear la verdad y sus artimañas se han vuelto en su contra. Un discreto adiós para dejar la primera línea es el mejor activo que hoy le queda.