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La designación de la ibicenca Fanny Tur como consellera de Cultura, Participación y Deportes abre una nueva etapa en la larga crisis que vive el Govern, cuya presidenta -y no es un detalle menor- no quiso informar de la nueva incorporación. El vaivén político está lejos de encontrarse controlado y mucho menos, neutralizado. Las investigaciones policiales, a instancias de la Fiscalía, en las adjudicaciones de contratos pueden deparar importantes novedades.

Tur será la tercera responsable de la Conselleria de Cultura, en manos de Més, que pierde el área de Transparencia para adscribirla a Pilar Costa, del PSOE. Resulta muy elocuente la reacción de Podemos, que advierte de este «cierre en falso» y que aún persisten dudas.

El intento de contención de esta crisis, que sacude al Govern en su conjunto y ha provocado la salida de Més per Menorca, mantiene abiertas numerosas incógnitas. Está en manos de los jueces y los fiscales que se agrave y complique una situación cuyo final se desconoce, y que ya no controla la presidenta Armengol. Se ha perdido una magnífica ocasión para replantear los equilibrios en el Ejecutivo y darle la estabilidad e impulso que necesita.