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El nombramiento del arzobispo mallorquín Luis F. Ladaria Ferrer como prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, el dicasterio vaticano de mayor relevancia, significa que el papa Francisco pone en sus manos la orientación teológica y la correcta interpretación de la doctrina católica en la Iglesia del siglo XXI. Jesuita como el actual pontífice, Ladaria releva a los 73 años al cardenal alemán Gerhard Müller, que no ha visto renovado su mandato por sus discrepancias con la línea aperturista que promueve el papa argentino. Discreto, trabajador, sencillo, Ladaria goza de gran prestigio por la solidez y la seriedad de sus dictámenes.

Ya fue un hombre de confianza del anterior papa Benedicto XVI, que en 2008 lo nombró secretario de la congregación que ahora presidirá. Se caracteriza por su carácter abierto y por su disposición a escuchar y a actuar, lo que imprimirá un nuevo estilo y otro ritmo para aplicar los cambios que pretende introducir el papa Francisco; aquellos que, precisamente, cuestionaba el cardenal Müller. Luis Ladaria ya es el eclesiástico mallorquín con mayor rango en la historia de la Iglesia, similar o superior incluso al cardenal Despuig.