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La multitudinaria manifestación que ayer recorrió el centro de Barcelona, encabezada por el Rey, evidenció el clamor unánime de la sociedad catalana, y española, en contra del terrorismo yihadista. Sin embargo, resulta inevitable resaltar que la CUP no dejó pasar la oportunidad para volver a explicitar su capacidad de movilización de sus bases, que protagonizaron las protestas contra la presencia de las primeras autoridades del Estado y exhibieron numerosas pancartas denunciando las relaciones comerciales de España -basadas en las venta de armas- con los países árabes que apoyan el yihadismo.

En una marcha repleta de simbolismos, entre las primeras autoridades se intercalaron jóvenes de diferentes religiones y etnias, no puede pasar desapercibida la presencia del Rey. La de ayer fue la primera manifestación que contó con la asistencia del jefe del Estado. Por otra parte, la amplísima representación institucional y política de Balears y Menorca, encabezada por la presidenta Armengol, que acudió a la manifestación de ayer trató de transmitir no solo la unidad sino también el afecto de los ciudadanos de las Islas a las víctimas de los atentados.