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El traspaso del Llatzeret al Consell de Menorca, una antigua reivindicación que se logró durante el anterior mandato, ha puesto en manos de la institución insular la decisión tanto sobre los usos como la gestión de este enclave emblemático. Sobre la mesa aparecen las visitas divulgativas para dar a conocer los valores patrimoniales y arquitectónicos del Llatzeret, actividades de investigación, cursos de formación, actos culturales y también se han previsto usos de alojamiento y restauración, a los que ayer se añadieron eventos «como las bodas y las reuniones», siempre que paguen, naturalmente el correspondiente canon que fijará el Consell.

Empieza a ser el momento de concretar y definir las opciones. En primer lugar, en qué consistirá la fórmula gestión público-privada, cuál será la participación y aportación del Consell, así como el calendario y el plan económico-financiero. Las dudas surgen en torno a la oferta de alojamiento. Ahora ya no se proyecta un hotel de lujo, sino de calidad, que funcionaría al lado de una residencia.

Muchas intenciones y buenos deseos que han de plasmarse en un proyecto que tenga en cuenta, entre otras cuestiones, la estacionalidad de Menorca.