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El «seguir trabajando por la república» no significaba ocupar los despachos de la Generalitat, sino seguir dando quebraderos de cabeza. De confirmarse la petición de asilo político en Bélgica del expresidente Puigdemont y varios consellers del gobierno cesado, los independentistas catalanes querrán trasladar este conflicto a otro país europeo para enquistarlo en las instituciones comunitarias.

Las elecciones autonómicas del 21 de diciembre se convocan en una sociedad catalana muy polarizada. Es cierto que una «mayoría silenciosa» constitucional se ha dejado oír en la calle, pero la nacionalista sigue igual de movilizada, y ya ha anunciado que se presentará a los comicios, por muy contradictoria que sea esta decisión con la proclamación de la república. ¿Lograrán despejar los resultados del 21-D el complejo panorama político de Catalunya? En este difícil contexto hay que felicitar al Gobierno de España por la discreción con que intervino ayer la Generalitat para conseguir la máxima normalidad. Se han evitado humillaciones, lo que contrasta con la dura querella de la Fiscalía contra Carles Puigdemont y quienes impulsaron un proceso independentista que no prosperó.