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El puente de la primera semana de diciembre, y con mayor incidencia si los dos festivos -el Día de la Constitución y la festividad de la Purísima- caen en laborales, se ha convertido en el gran líder del consumo en invierno. Muchas personas gastan en compras navideñas, en promociones y rebajas, incentivadas por el 'Black Friday'. El puente de esta semana es sinónimo de evasión y viajes.

Ningún otro país vive un fenómeno semejante al español: aprovechar la celebración de la norma fundamental de convivencia política para dedicarla a la escapada viajera. Fechas similares implican actos significativos como ocurre con el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos. En esta jornada se reúnen las familias y los amigos, los medios de comunicación se vuelcan en un gran despliegue y se vive con intensidad la celebración. Aquí la obsesión es coger un avión y partir lejos. Tras casi cuatro décadas de Constitución no se ha logrado que el 6 de diciembre sea una fecha ensalzada y sentida por la ciudadanía. Se impone el deseo de vivir el prólogo de la Navidad, de reducir diciembre a un mes laboralmente semiactivo, aunque muy rentable para ciertos sectores. Todo tiene su lado positivo.