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Los grandes operadores turísticos de Gran Bretaña y Alemania están forzando el regreso del todo incluido a la oferta vacacional de Balears, un modelo que obliga a reducir precios y calidad, además de destruir oferta complementaria. Constituye un retroceso en la mejora de las Islas como destino con personalidad propia ante los competidores, más allá del precio. Al mismo tiempo repunta la demanda en Turquía y Grecia, con un serio e inmediato impacto negativo sobre Balears, que exige ser atendido.

Un sector de la industria hotelera balear es incapaz de asimilar que la guerra de precios está perdida, porque países como Turquía y Grecia -los del norte de África en las próximas temporadas- competirán en mejores condiciones que nosotros.

Pero asumir las exigencias de los touroperadores e incorporar otra vez el todo incluido tira por tierra gran parte de los esfuerzos de estos últimos años. No es sencilla la convivencia de visitantes con objetivos y recursos económicos tan dispares; y la tentación de llenar a cualquier precio es un error. Reimplantar el todo incluido supone la incapacidad para controlar nuestra actividad hotelera. Entrar en el juego de las amenazas constituye un error que pagaremos todos.