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La Ley del cambio climático que presentó ayer el Govern es, en realidad, el borrador de un anteproyecto de ley con importantes medidas de protección medioambiental. El gran objetivo a conseguir consiste en reducir la huella contaminante, concretamente en lo relativo a las emisiones de dióxido de carbono. Pero proyectos legislativos como el que ahora empezará a tramitarse en el Parlament suscitan dudas sobre su eficacia cuando hay unos ámbitos competenciales muy delimitados.

Constituye un error plantear acciones de gran repercusión social y mediática que acaban aparcadas y sin resultados. Balears debe cumplir las normativas supranacionales. Por ello, ciertos planteamientos que figuran en el borrador del Govern plantean dudas sobre su capacidad competencial. Al mismo tiempo, aumenta la conciencia «verde» de la sociedad, avalado por estudios científicos. Las normas internacionales se deben cumplir, en caso contrario este proyecto puede acabar decepcionando a todos.

Esta ley balear será necesaria si fija unos objetivos concretos y que se puedan cumplir, pero hay que actuar con realismo. No se puede caer en un excesivo voluntarismo político y decantarse por el pragmatismo.