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La trágica muerte del adolescente Sergi Pineda -que sigue investigando la Policía para determinar si se produjo acoso-, la condena de cuatro menores por vulnerar la integridad moral de un compañero en un instituto de Secundaria de Ciutadella, y las dramáticas declaraciones de los padres de este muchacho, publicadas ayer, ponen sobre la mesa el grave problema del acoso escolar para evitarlo.

Estos sucesos, que suelen producirse en el ámbito escolar, no son casos aislados como confirman las denuncias por acoso. En el caso de los cuatro menores condenados, los padres tuvieron que denunciar la insostenible situación a la Policía al constatar que las burlas, el menosprecio, el acoso y el abuso sobre su hijo se habían prolongado durante más de un año. Los progenitores, dolidos, califican de «irrisoria» la condena dictada por la Justicia y expresan su malestar con la actuación del centro docente. Estos casos exigen la adopción de mayor eficacia en las medidas de prevención, control y vigilancia para evitar lo que se acaba convirtiendo en un infierno para quienes padecen un acoso continuado. Es el momento de revisar a fondo los mecanismos que se han venido aplicando. Hay que prevenir.