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El drama de los refugiados ha suscitado protestas, movilizaciones y numerosas muestras de solidaridad, incluyendo la visita, en 2016, de una delegación menorquina a la isla de Chios en el marco del programa «Menorca amb Chios» para conocer in situ los campos de este drama humano, además actos para recaudar fondos y conferencias.

Pero Menorca no ha recibido ni acogido aún a ningún refugiado y 113.000 euros de fondos públicos destinados al plan redactado por el Fons Menorquí de Cooperació siguen sin ser utilizados a la espera de la llegada de asilados a la Isla. De los 164 refugiados que han sido alojados en el albergue de la Platja de Palma ninguno de ellos ha solicitado su traslado a Menorca, tal como se había previsto después de un primer periodo de seis meses para integrarse en la sociedad menorquina. El Fons Menorquí, que debe actuar como intermediario con Cruz Roja, alude a la «convivencia tranquila entre refugiados y residentes» mientras sigue redactando un plan de acogida, pero lo principal es que los afectados quieran venir a Menorca. Hay que analizar a fondo qué ha ocurrido y por qué ha no funcionado el plan para la llegada de refugiados.