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La ubicación de las navetas de Rafal Rubí no suscitó ninguna advertencia ni informe de impacto paisajístico por los técnicos del Servei de Patrimoni del Consell insular o la Comisión Balear de Medio Ambiente cuando se tramitó y aprobó el proyecto de la mejora de la carretera general en el tramo Maó-Alaior. Tampoco presentaron alegaciones ni protestaron las entidades que ahora solicitan la revisión del proyecto al considerar que puede afectar la candidatura Menorca Talayótica a Patrimonio Mundial. Esta misma hipótesis la comparte el equipo de gobierno del Consell, al estimar que podría poner en peligro las aspiraciones de Menorca para obtener este reconocimiento de la Unesco.

El Consell encarga un informe sobre las «afectaciones visuales al paisaje del entorno de las navetas provocadas por las obras de la carretera general» y anuncia que «apuesta por sustituir el viaducto por una rotonda en superficie». Además de los costes económicos de esta apuesta, sería interesante conocer las conclusiones de otro informe sobre la afectación de este cambio para el tráfico rodado en este tramo. Porque, además del paisaje, el Consell debe velar por la seguridad de los conductores.