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Ante la interrupción más grave en el suministro de energía eléctrica en Menorca, tanto por su larga duración como el número de personas afectadas, porque no nos hallamos ante un simple apagón, lo primero que debían haber hecho las autoridades como representantes de la Administración es pedir disculpas a los miles de menorquines y sus familias perjudicadas; a los comercios, oficinas, bares y restaurantes que no han podido abrir; a las empresas e industrias con cuantiosas pérdidas.

Nos hallamos ante un hecho inédito que paraliza toda la actividad social y económica en más de la mitad de la Isla. Según PIME-Menorca, el 65 por ciento de las empresas menorquinas permanece inactiva desde el domingo, cuando a las 10 de la mañana, se cortó el suministro de electricidad. Más allá de explicar que se ha gestionado con celeridad la instalación de setenta equipos electrógenos, es el momento de mostrarse mucho más exigente y reivindicativo para reclamar que, de una vez por todas, se recupere el cable eléctrico submarino. Hemos perdido demasiado tiempo, porque de haber funcionado este enlace, no se habría producido esta lamentable situación tercermundista.