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La presidenta del Govern, Francina Armengol, ha rechazado la petición de los hoteleros para que se suprima o reduzca el Impuesto de Turismo Sostenible, más conocido como ecotasa, para paliar el descenso en las reservas y las ventas de la temporada de este año, una dinámica confirmada en la ITB de Berlín.

Armengol quiere mantener este tributo, uno de los emblemas políticos del Pacte en esta legislatura, pero refleja una intransigencia preocupante ante un factor que lastra la competitividad de Balears frente a destinos alternativos. La queja empresarial tiene su origen en que el Govern ha duplicado el importe de la ecotasa en temporada alta.

El Govern debe ser consciente del peso trascendental del turismo para la economía balear y cuando aún no ha justificado haber doblado el impuesto en los meses estivales. Hay otra queja unánime del sector turístico sobre la ecotasa: el destino de la recaudación es muy diferente al que se anunció cuando se creó este nuevo impuesto. Los fondos se destinan a inciativas y proyectos que poco o nada tienen que ver con la actividad turística, como la vivienda social. Este desvío desacredita y prolonga la polémica sobre esta figura impositiva.