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La estimación de que existen 60 hectáreas de cubiertas de amianto en los polígonos industriales de Menorca, como informó «Es Diari» el lunes, plantea el reto de poner en marcha un plan para su retirada. El material de uralita, que se extendió en las décadas de los 70 y 80, comienza a representar un riesgo para la salud a partir de entre 30 y 40 años desde su instalación.

Hoy somos especialmente sensibles a las emisiones contaminantes que pueden perjudicar a las personas. Se ha denunciado en el caso de sustancias procedentes de la central eléctrica o incluso de algunas antenas situadas en zonas residenciales. También durante un tiempo se puso el objetivo en el amianto que se encontraba en teatros y centros escolares. Es evidente que el problema se conoce desde hace mucho tiempo y que se han desarrollado pocas iniciativas para su retirada. Europa apunta como fecha límite a 2028 y el Govern a 2024 pero solo para los edificios públicos.

Sin crear alarmas innecesarias, conviene que las administraciones concreten los plazos y la forma de acometerlos. La ubicación de placas solares en las cubiertas es una idea inicial, que podría representar un aliciente.