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El Consejo de Ministros primero y el Govern balear después aprobaron ayer, con carácter extraordinario y cuando la crisis del coronavirus afecta todos los ámbitos de la sociedad y la economía, un conjunto de medidas urgentes destinadas a reducir el enorme impacto de la pandemia. A la prohibición de la llegada de cruceros a puertos de España se añade ahora el cierre de todos los centros escolares de Balears, con los problemas añadidos para las familias.

En este contexto, cuando arrecian las llamadas a «quedarse en casa y evitar las aglomeraciones», lo que está desencadenando una avalancha de suspensiones y cancelaciones, ayer se registró otro derrumbe de las bolsas, con una jornada en la que el Ibex sufrió la peor sesión de su historia. Cayó un 14,96 por ciento y en tres semanas ya ha perdido un 36,6 por ciento. Indicadores preocupantes que confirman la gravedad y la rápida propagación de una enfermedad que en España ya registra 3.000 personas contagiadas y 84 fallecidos. La repercusión final y las consecuencias de esta crisis -en vidas humanas, sanitarias, laborales y financieras- aún se desconocen con muchas incertidumbres abiertas. Habrá un antes y un después del coronavirus.