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El acceso a la primera fase del desconfinamiento en Menorca ha implicado demasiados comportamientos incívicos y el incumplimiento de las normas de prevención contra el coronavirus.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, advierte del peligro de un rebrote de la COVID-19 que obligaría al Gobierno a reactivar restricciones sobre la población; y la directora médica del hospital Mateu Orfila, Tamara Contreras, afirma que «denotan una vuelta a la normalidad que nada tiene que ver con la realidad: convivimos con un virus para el que no tenemos respuesta inmunitaria y que no se ha ido». Deben ser los menorquines quienes asuman su responsabilidad en el control y la acción contra la pandemia. Terrazas abarrotadas de clientes que no respetan la distancia social no pueden repetirse con el estado de alarma. La conciencia cívica es esencial, porque los comportamientos irresponsables pueden convertir en inútil los dos meses de las severas restricciones a las que ha obligado el coronavirus, una dura experiencia que nadie quiere volver a repetir.

Hay que mantener la alarmas y seguir aplicando la cautela y el sentido común para frenar la expansión de la COVID-19.