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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció ayer un plan de ayudas a las empresas, pymes y autónomos por un importe de 11.000 millones de euros. El turismo, la restauración y la hostelería serán, en principio, los destinatarios preferentes de estos fondos.

Poco más ha trascendido sobre esta propuesta, ya que no se han explicado los criterios de acceso, lo que genera mucho escepticismo. La ausencia de detalles hace temer de que sea un golpe de efecto del presidente Sánchez. La grave situación que afecta a miles de empresas, en especial turismo, comercio y restauración hace que cunda la desconfianza ante esta falta de precisión. Flexibilizar las líneas de créditos ICO ya abiertas no es una respuesta razonable, porque sólo las ayudas directas permitirán minimizar la devastación de estos sectores, además de numerosos autónomos.

Sorprende que el Gobierno demore la adopción de medidas para corregir el desplome de la actividad económica vinculada al turismo. Pedro Sánchez ha perdido una importante oportunidad para insuflar ánimos en un momento crucial, cuando en apenas cinco semanas –coincidiendo con la Semana Santa– debería empezar la temporada turística. Hay que concretar.