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El Tribunal Supremo ha suprimido el toque de queda y las restricciones en reuniones sociales que había ordenado el Govern. La decisión trastoca los planes del Ejecutivo de Armengol, que ayer anunció que habrá un mayor aforo en los establecimientos de la restauración, aunque se evita la liberalización total en bares y restaurantes y en los grandes espacios públicos. El Supremo considera que deben prevalecer los derechos fundamentales, razón por la que se anula el toque de queda.

El gran reto que se plantea ahora consiste en evitar nuevos contagios y rebrotes en el nuevo escenario de reducción de controles. Con el veto británico a la llegada de turistas, un mazazo para el sector turístico de Menorca, mantener a la baja la tasa de contagios constituye el objetivo prioritario. El control sobre el virus es la única opción para reactivar la economía, porque la temporada turística de este año no arranca en Menorca, a diferencia de Mallorca, que está recibiendo un gran número de visitantes alemanes.

La frustración que ha provocado la decisión de Gran Bretaña no puede llevar a bajar la guardia. Recuperar la ansiada normalidad requiere también de grandes dosis de sensatez.