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Los precios disparatados de los carburantes y la electricidad son un abuso diario, y a los ciudadanos y las empresas no les queda otra opción que aguantar y pagar facturas cada vez más altas.

Los carburantes son tan caros en España por los impuestos.Los costes de fabricación, distribución y los márgenes de beneficio no alcanzan el 50 por ciento del precio de venta. Pero ningún Gobierno baja los tributos. Ni siquiera el Govern balear, que desde Bauzá los grava con el índice máximo. Y eso que la insularidad ya convierte los combustibles de Balears en los más caros de todo el país.

El inexistente Régimen Especial de Balears debe empezar con la bajada de los impuestos a los carburantes. Peor ocurre con la electricidad. Fue el Gobierno de Zapatero el que apostó por las renovables. Dijo que su energía eléctrica sería ‘limpia’ y a bajo coste. Limpia puede ser, pero se paga al precio más caro. Es un fraude, ya que requirió una inversión de 30.000 millones de euros, que las eléctricas se negaron a financiar y que se cargan a los consumidores. Hoy España vuelve a registrar precios históricos de la luz. Entre el malestar, el enfado y el rechazo, los ciudadanos no son más que meros contribuyentes de las administraciones.