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El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres puso de manifiesto la lacra del machismo. España no es una excepción, como demuestran las cifras crecientes de mujeres que sufren los ataques de sus parejas. Cabía suponer que el tiempo iría corrigiendo actitudes atávicas, pero los expertos advierten de que los protagonistas de agresiones son, en muchas ocasiones, jóvenes, incluso adolescentes.

La comunidad educativa se esfuerza para transmitir los valores de la igualdad y el respeto entre hombres y mujeres, pero esta labor en muchas ocasiones fracasa por un entorno social poco dispuesto a aceptar la igualdad de roles con independencia del sexo.

La de ayer fue una jornada de reivindicación feminista que deber asumir el conjunto de la sociedad, un objetivo que todavía está lejos de conseguirse. El testimonio de las mujeres que han sufrido y sufren el maltrato o el recuerdo de aquellas que no sobrevivieron a los ataques son auténticos mazazos ante los que la sociedad no se puede mostrar indiferente.

La respuesta no puede proceder sólo del ámbito institucional porque queda mucho camino por recorrer en materia de sensibilización social. También en el ámbito de la protección personal, terreno en el que siguen detectándose fallos clamorosos. El 25-N es una fecha que nos concierne e interpela a todos.