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La actividad económica se ha reactivado durante el 2022 después del triple impacto -sanitario, social y económico- provocado por la pandemia de la covid-19. Pero la recuperación, con la mejora del mercado laboral, no ha eliminado ni reducido las familias de Menorca que siguen hoy en situación de precariedad por los escasos recursos de que disponen, y de vulnerabilidad alimentaria.

El servicio de Inclusión Social de Caritas Diocesana de Menorca ha atendido durante este año a 953 personas pertenecientes a 440 familias, obligadas a pedir ayudas; concretamente vales de comida con los que adquieren productos de primera necesidad. Al mismo tiempo, durante el primer semestre del 2022 la entidad que actúa como brazo social de la Iglesia ha concedido 96 ayudas económicas para casos de urgencia social.

Cruz Roja Española en Menorca también lleva a cabo una labor similar: en 2021 prestó el servicio de alimentos a 1.783 personas en la isla con una aportación media de 36,42 euros.

La elevada inflación que se ha acumulado estos últimos meses acentúa la precariedad de las familias con bajos ingresos. Estas medidas garantizan la solidaridad y la cohesión social en la Isla.