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Arranca la temporada turística de este año en Menorca bajo el mismo signo de la incertidumbre que la del 2020: el temor de las empresas a no cubrir las plantillas con sus trabajadores fijos-discontinuos. En el primer año de aplicación de la reforma laboral que limita los contratos temporales, numerosas empresas de la Isla ya han contratado al personal, pero hasta ahora ha permanecido inactivo. Son trabajadores que aguardan su incorporación.

Pero una cosa es la teoría y otra es la realidad, porque no está garantizado que se cumplan las previsiones porque hay temporeros que aún no han llegado a Menorca; otros que aguardan mejores ofertas laborales; y los que vienen se encuentran con el problema de la vivienda. El alquiler turístico ilegal dispara los precios inmobiliarios, lo que acaba repercutiendo en el mercado laboral. La situación de los fijos discontinuos debe ser analizada a fondo, al distorsionar los datos del paro, según la Unión Sindical Obrera (USO). En Balears hay 78.688 beneficiarios de prestaciones por desempleo, de los que 57.454 reciben la prestación contributiva; pero el número de parados registrados es de 33.731. Unas cifras que demandan explicaciones.