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La esperpéntica, caótica e inédita situación que vive el Parlament por la crisis de los ocho diputados de Vox provoca el estupor y la perplejidad de los ciudadanos, y al mismo tiempo degrada la primera institución política de las Islas, con repercusión en el Govern de la Comunidad Autónoma. El grupo que se formó en la Cámara regional tras las elecciones del 28 de mayo está fragmentado hoy en tres facciones. La expulsión del grupo parlamentario del presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, y de la presidenta de Vox-Balears, Patricia de las Heras, motivó la suspensión cautelar de militancia de los cinco diputados díscolos, que se niegan a acatar las instrucciones de Santiago Abascal.   

El Parlament volvió a vivir ayer un pleno con reproches, advertencias y descalificaciones que evidenciaron la ruptura total de la dirección de Vox con los diputados amotinados. Se desconoce, ahora, quién desempeñará la presidencia del Parlament, si continuará en manos de Gabriel Le Senne o será ejercida por un diputado del PP. Dudas que afectan el desarrollo de la actividad parlamentaria. En este laberíntico escenario, la presidenta Marga Prohens intentan mantener el tipo para garantizar la gobernabilidad y estabilidad del Govern. Se abren dos posibilidades: un Ejecutivo en minoría; o si persisten los problemas que crea Vox, convocar unas elecciones anticipadas.