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La convocatoria del encuentro entre empresarios y comerciantes del puerto de Maó obtuvo una respuesta extraordinaria, prueba clara del acierto de la iniciativa y del interés que despierta una propuesta de acción conjunta. Se trata de una zona con un potencial económico indiscutible, sometida a dos administraciones, que debe armonizar actividades heterogéneas, que padece problemas específicos y los comunes de estancamiento y que busca una revitalización de sus recursos.

Sobre esas reflexiones, el grupo empresarial debe comenzar por constituir una sola voz y consensuar criterios ante la Administración, que es la responsable de ejecutar cuantos planes o acciones se aprueben. Autoridad Portuaria no se ha distinguido precisamente por el diálogo y el Ayuntamiento ha mantenido una actitud subordinada en la planificación de las actividades portuarias. Establecer un canal fluido de comunicación entre la asociación o ente que se cree y ambos organismos constituye, por tanto, un primer requisito. En segundo lugar, deben pactarse las reivindicaciones y propuestas como las planteadas el martes desde una perspectiva amplia, que contemple el interés general, si es bueno para el puerto lo será para la ciudad.