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Que las compañías aéreas intenten mejorar sus resultados económicos es comprensible. Que los menorquines debamos pagar por exceso de peso en el equipaje o por una segunda maleta es inadmisible. Ese tipo de acuerdo entre compañías, si no incumple las normas sobre la libre competencia, sí que es una forma de encarecer el precio del billete. Es así de sencillo. Menorca no puede admitir que el derecho básico de comunicación con el exterior se encarezca con tretas comerciales. Resultaría ridículo que a los conductores de la Península que circulan por una autopista de peaje (no gratuita) les quisieran cobrar el doble por llevar un acompañante. Los insulares nos trasladamos por necesidad.
Estudiantes, enfermos, empresarios no pueden prescindir de subir a un avión y no pueden pagar por llevar una segunda maleta. Además, estos incrementos del coste del billete afectan a los turistas y por tanto directamente a nuestra competitividad como destino, a nuestra economía y posibilidades de desarrollo. Es positivo que Joana Barceló gestione acuerdos con las compañías. En Canarias, su presidente pide a la sociedad que se oponga a estas medidas. ¿A qué están esperando los políticos de la Isla?