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En el crecimiento de 1994-2008, la economía española tenía los pies de barro. Durante todo aquel periodo seguía siendo preocupante: 1) el déficit creciente del comercio exterior; 2) que continuara pendiente la reconversión industrial; y 3) era también motivo de alarma la baja productividad relativa del conjunto de la economía española. Con estas credenciales, lo ocurrido desde 2008 en España era predecible.

¿Se puede alcanzar el crecimiento potencial en España en el año 2011? Es difícil que así sea, pero para ello deberían concurrir varios elementos, ninguno a descartar de entrada. Veámoslos.

1. Además de imprescindibles intervenciones en la UME a través del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico y del Sistema Europeo de Supervisión Financiera, el Banco de España tendrá que adoptar medidas reguladores de las instituciones y mecanismos financieros. Por esta vía de normalización monetaria, se podría potenciar la demanda de inversión y de consumo.

2. El gobierno, con los apoyos pertinentes, tendría que incentivar a los empresarios en aras de que introduzcan mejoras de productividad, para que ofrezcan bienes y servicios competitivos. Ello implica una reforma laboral conforme los requerimientos técnicos en los que coinciden todos los expertos, los organismos internacionales y los europeos, referidos al mercado de trabajo español. Dentro de la OCDE, España es el farolillo rojo en contratación de trabajo.

Y 3. Sin descuidar inversiones en I+D+i, sería efectiva la práctica de medidas dirigidas a una mayor difusión y uso de las "nuevas tecnologías", ya existentes, en el tejido empresarial, introduciendo, así, alzas de productividad a corto plazo; así como otras medidas destinadas a practicar los ajustes necesarios en los sectores llamémosles tradicionales de la economía española: el automóvil, la construcción mediante la rehabilitación de viviendas y el turismo, entre otros ejemplos y modalidades.

Si a ello unimos el tirón del crecimiento inducido proveniente de los países emergentes (los magos de oriente: China, India y Rusia), así como de Estados Unidos y de la Unión Europea, se podría rozar, dentro de un supuesto optimista, el crecimiento tendencial de la economía española, que fuera el comienzo de un alivio para el alto desempleo hoy acumulado.

La historia nos enseña que el crecimiento económico menorquín ha ido siempre unido al crecimiento de España, en términos de alta correlación cíclica. Dicho de otra manera, en la medida que se recupere la economía española se recuperará la economía de Menorca. Por otro lado, la recuperación económica europea, que se producirá en este ejercicio, actuará también positivamente sobre Menorca, directa o indirectamente a través de la economía española.