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En los primeros años de la democracia un periodista llegaba al correspondiente ayuntamiento democrático, pedía al concejal elegido democráticamente que le dejara ver un determinado expediente y con una actitud de transparencia democrática el edil lo permitía sin problema alguno.

En esos tiempos en que todos se preocupaban de no estropear algo nuevo, un sistema político en construcción, se respetaban valores que hoy desgraciadamente se han perdido. Ahora resulta muy complicado el acceso a la documentación de una administración pública.

No debería ser un problema que un periodista abra y lea cualquier expediente de interés público para después informar con veracidad. Tanto si es un asunto urbanístico, como la contratación de un servicio, o la resolución de un concurso, casi siempre cosas de dinero, público, claro. Tampoco tiene sentido impedir la presencia de una periodista en una asamblea de vecinos, en la que estaban presentes unas setenta personas, como sucedió el viernes en el Consell en la reunión de Es Canutells. Debería valorarse positivamente el interés de los medios de comunicación por asistir a estos actos, o por analizar a fondo un expediente, y los políticos deberían facilitarles el trabajo.

En casi todos los casos, prefieren convocar una rueda de prensa en lugar de dejar los documentos, que es lo que toca.