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Quizás una de las razones del tremendo paro juvenil que sufre Balears sea la consecuencia directa de la baja calidad de la educación que padecen nuestros chicos.

Independientemente de la crisis que sufrimos, la falta de una formación consolidada tampoco ayuda a muchos a conseguir sus objetivos laborales.

Aunque esta deficiencia no es muy diferente a la del resto de España, aquí se muestra en su grado máximo, y no es sino el resultado del ya indiscutido fracaso de la Logse más las consecuencias de la obsesión identitaria que impregna actualmente a buena parte de la clase política balear. Las específicas normativas creadas por quienes han venido rigiendo la educación de las islas muestra a las claras esa obsesión.

El concepto de educación siempre ha venido emparejado a la realización de un esfuerzo para "saber aprender a conocer". Sin ese esfuerzo es imposible adentrarse en el desarrollo personal. Las nuevas normas pedagógicas impuestas ya no van dirigidas a conseguir la realización de ese esfuerzo sino que, amparados por novedosas y discutibles corrientes pedagógicas, enseñan al estudiante a conocerse y posicionarse en su medio alejándolo de la acumulación de conocimientos generales que había sido la base de la educación clásica. Ya no está de moda la memorización de datos. El dejar pasar de curso con tres y cuatro suspensos es un error que pagará el alumno en un futuro ya que las carencias aflorarán en años siguientes. A los chicos se les forma para integrarse en un estado del bienestar (¿se mantendrá para siempre?), no a conseguir el bienestar mediante su propio esfuerzo. Se les educa en un sentido nihilista de la vida donde todo es fácil, donde no se requiere esfuerzo para conseguir nada sino que los derechos están garantizados mientras que los deberes son difusos.

Aunque en el fondo todas lo sean, esa sí es una educación particularmente teledirigida. El resultado evidente de esta falta de conocimientos es tener una muy débil cultura general que les obstaculiza para desenvolverse en el actual mundo globalizado. De hecho, aprenden mucho "localismo" pero tienen poca cultura general en conocimientos clásicos universales.

¿Cómo se puede contratar a un chico/a que sólo sabe mucho catalán (¡una inmensa cantidad de catalán de Barcelona!) pero que casi no tiene ni idea de inglés, francés ,alemán,…de cultura general? ¿Cómo puede relacionarse uno con el mundo abierto desde una formación localista?

Esa excelsa educación identitaria salida de las escuelas de Magisterio (auténticos viveros y guetos de la reacción aldeana más anti-moderna) ha sido la causa de las desgracias de las últimas generaciones de los jóvenes baleares. Ahí están las pruebas: los máximos fracasos educativos de toda España y de toda Europa (Ver informes Pisa y de OCDE).

Los obsesivos localistas al uso han conseguido hacer creer que lo progresivo era eso: "la identitat", sin saber que con ello condenaban a varias generaciones de jóvenes al acotar sus posibilidades futuras. Sin mostrarles una independencia subjetiva de su libertad individual, su débil formación cultural (en el sentido internacionalista ) los mantiene rehenes en su pequeño corralito. Un deber pendiente en favor de las jóvenes generaciones baleares es eliminar estas trabas que los encorsetan para poder abrirles a una educación internacionalista que actualmente, en una prueba más del incremento de las diferencias sociales que finalmente han conseguido estas políticas, sólo los ricos, es decir quienes pueden pagar otro tipo de educación, pueden facilitar a sus hijos.