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Con todo el respeto que merece el mundo árabe y el Islam como religión y para unas mejores relaciones con este colectivo, me gustaría llamar la atención sobre algo que mucha gente, especialmente los "progres de café" no saben, no quieren o no pueden recordar.

Los árabes nos invadieron, no vivían aquí.

En 710 desembarca en España el oficial Tarif como cabeza de un grupo de reconocimiento de 100 jinetes y 400 infantes, que rápidamente ocupan el saliente sur de la Península, donde la ciudad de Tarifa lleva su nombre.

Regresa con un gran botín y esto alienta la idea de una cuidada invasión, que se produce en el 711, con Tarif al mando de 9.000 bereberes que cruzan el estrecho y desembarcan en un fortaleza a la que dio su nombre, Chabal Täriq, es decir Gibraltar.

La conquista de España por lo árabes fue una rápida victoria que podría sugerir un cuidadoso plan de invasión, alentado por un personaje llamado Julián de Ceuta.
La aportación de la cultura árabe en esa invasión y posterior asentamiento es importante y fuera de discusión, pero de eso a reclamar un territorio invadido y conquistado por las armas, como algo propio, es algo que no se sostiene desde ningún punto de vista.

Conviene aclarar este punto para recordar a los que reclaman Al Andalus como algo suyo, que ese territorio no era árabe y que cuando fueron expulsados fue sólo la consecuencia natural que han seguido la mayoría de los pueblos con sus invasores y conquistadores, con independencia de la mayor o menor aportación cultural que hubiesen dejado tras de si.

Reclamar una parte de España como propiedad de los árabes y por consecuencia del Islam, es pura y simplemente una falacia.

No se sostiene desde el punto de vista histórico.

Llegaron, conquistaron, se asentaron y , más tarde, fueron expulsados.

Y así terminaron , más o menos, muchos imperios desde el albor de los tiempos.

El segundo recordatorio a mis amigos árabes y siempre con el máximo respeto al Islam o a cualquier otra religión que no sea la mía, es decir el cristianismo, debo recordar a nuestro visitantes, vengan de donde vengan, que en España rigen un serie de normas que hay que acatar.

No hace mucho tiempo, visitamos la mezquita que está cerca del barrio Blanco ( M30) en Madrid, para conocer su restaurante, ya que soy amante de la cocina árabe.

Al entrar nos obligaron a mi esposa y otras mujeres a cubrirse con una especie de velo o gran pañuelo y así lo hicimos porque esas son las reglas en esa mezquita.

No se me ocurrió discutir, ni esgrimir la libertad de expresión, ni el respeto al cristianismo, simplemente acaté sus reglas y así pude entrar en el restaurante.

Por cierto, prefiero el restaurante Almounia ,en Madrid..... si les gusta la cocina árabe.

Y eso deben hacer los musulmanes y cualquiera persona de otro país y religión cuando viven en un país que no es el suyo.

Es decir acatar las reglas del juego, lo mismo que en sus países debemos respetar sus costumbres.

Como tengo a los árabes como una raza inteligente y trabajadora y su enorme aportación a la cultura, artes y ciencias, debo entender que no es casual que traten de forzar nuestras costumbres, salvo que sea un plan muy premeditado, desde hace años, para socavar los valores de un país, en este caso España, de raíces cristianas.

Y creo que lo hacen con el apoyo del gobierno y una buena parte de la "progresía", más o menos bien documentada y la complicidad de una masa bastante ignorante.

En televisión vemos constantemente a periodistas que para informar desde determinados países, llevan velo frente a la cámara.

Permítanme acudir a la "memoria histórica" para recordarles el famosos Motín de Esquilache. Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, persona de absoluta confianza del rey, trataba de erradicar en la Villa de Madrid el uso de la capa larga y el chambergo (sombrero de ala ancha) con el pretexto de que, embozados, los madrileños podían darse anónimamente a todo tipo de atropellos y esconder armas entre los ropajes. La medida propugnaba el uso de la capa corta y el tricornio (sombrero de tres picos), de procedencia extranjera. La multa en caso de desobediencia ascendía a seis ducados y doce días de cárcel para la primera infracción y el doble para la segunda.

Dicen los historiadores que este fue el pretexto para el motín y que existían, ademas otras causas de índole social.

Creo que lo mismo ocurre con el velo y la famosa niña del instituto de Pozuelo en Madrid y que todo obedece a una cuidadosa operación para la " segunda invasión árabe".

Si somos un Estado laico y erradicamos los crucifijos del ámbito público, debemos hacer lo mismo con los de otras religiones y si argumentan que no es un tema religioso y que pertenece al ámbito personal, peor todavía, porque quien entra en un instituto, firma un contrato o compra un coche, debe conocer las reglas de comportamiento.

Aunque pensándolo bien.....mientras discutimos del velo no hablamos de los 4.5 millones de parados, en una población de 46 millones.

Y esto sí que es mucho más grave.