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Las imágenes del dictador Francisco Franco desfilando por algunas calles de las poblaciones de Menorca el 11 de mayo de 1959, hace 50 años, una efeméride publicada en este diario el pasado martes, deberían ser un recuerdo histórico, sin embargo todavía no pueden dejarse en manos de los estudiosos porque siguen despertando sentimientos diversos. Es evidente que hubo personas que sufrieron las consecuencias de la época franquista, también en la Isla, y que merecen todo el respeto de la sociedad. El debate que se ha creado a nivel nacional, a raíz de la instrucción de un sumario por parte de Garzón y el posterior procesamiento del juez, ha levantado tantas pasiones que es imposible un análisis sereno. Incluso las posiciones se han instrumentalizado por parte de los partidos políticos con estrategias de distracción o de rédito electoral. Habría que diferenciar lo que compete a la Justicia de lo que se refiere a la historia, poniendo en estratos distintos los derechos personales y las reflexiones sobre una etapa que ha marcado a este país, a sus ciudadanos, y que realmente está superada desde hace unos cuantos años. Superada porque no volverá, porque pertenece al pasado. La misión de la historia no es hacer justicia.