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A veces uno en sus dubitaciones se pregunta cuántas personas llegan a convivir dentro de un mismo líder político. ¿Cómo es posible salir diciendo hoy una cosa y mañana la contraria sin quedar incapacitado a divinis para seguir ostentando la crediticia autoridad de líder político, sobre todo cuando el personaje se reivindica como futuro presidente del gobierno o, para el caso, ya lo es de España?

Uno, un suponer, le pregunta al señor Rajoy, don Mariano, sobre ese asunto tan principal como es el Estado de Derecho y por esa vereda llegar al sometimiento a la justicia y la acatación de las sentencias firmes de los jueces, y estoy cierto que don Mariano nos dirá que hasta aquí podíamos llegar, que él acata punto por randa el ordenamiento jurídico y lo que con él en la mano, o por un mejor decir en la cabeza, digan aquellos que visten togas y puñetas. Una sentencia mismamente va a misa, pero... don Mariano, como todo político que se precie en ese oficio, tiene una dualidad (1), una múltiple dualidad diría yo a tenor de lo que él parece pensar y decir y lo que luego puede aceptar de lo que diga la justicia. Sobre todo cuando atañe al señor Camps, don Francisco.

Lo del señor Rajoy debe haber sido una alergia, un tabardillo, si no, no se explica que después de haber dicho por enésima vez que su partido será inflexible contra la corrupción y haberse dado un código ético, va el otro día y suelta "una exquisitez", una perla memorable que le retrata: "Diga la justicia lo que quiera. La justicia no va a condenarle el día 12". O sea que "Camps será candidato diga la justicia lo que quiera". ¡Menudo titular! en la portada de 'El Mundo', viernes 7 de mayo 2010.

Vamos, que eso de ser inflexible con la corrupción, eso del respeto a las sentencias de los jueces parece una cosa y hacer limpieza democrática mandando por donde amargan los pepinos a los corruptos, es otra. ¡Hombre, don Mariano! Si al final resulta, un suponer, que el señor Camps acaba siendo imputado y la imputación acaba demostrando que ha vulnerado la ley, después de decir usted y algunos de los significados de su partido la seriedad con que va a ser tratado el tema de erradicar la lacra de corruptelas y corruptos que hoy contaminan su partido en particular y la vida política en general, usted no puede o por lo menos por coherencia no debería, mantener al señor Camps al frente de la política de derechas de la comunidad valenciana, si resulta que éste finalmente es hallado culpable. Además hoy al personal, no se engañe a usted a sí mismo señor Rajoy, le cuesta creer que el único pecado del gobierno valenciano sea, presuntamente, el regalo de unos trajes a cambio de nada.

Nadie va por ahí regalando trajes como quien da los buenos días o las buenas tardes. En cualquier caso, cuando uno regala trajes al político, joyas a la mujer del político y detalles a los hijos, pues el personal piensa (quizá porque los políticos les han dado reiterados motivos) que otros tipos de regalos puede que también se hayan hecho. Lo cierto es que usted, mal que le pese, metió la pata hasta el corvejón cuando dijo eso de "diga la justicia lo que quiera", porque efectivamente, por poder, puede archivar el caso (que de más verde las han segado), pero puede también llegar hasta el final y en su día hacer pública una sentencia de culpabilidad. Mientras tanto, todo es presunción y por eso no debe estar usted libre de decir frases como las que ha dicho.

Se ha empecinado el PP, creo que usted sobre todo señor Rajoy, en mantener al señor Camps en su puesto como si la presunta corrupción le importara una higa. Usted apuesta porque el señor Camps sea un santo varón. Debería pensar que si las cosas van por otro camino, su santo varón puede acabar en la vecindad de esa pandilla infecta que se han aprovechado de sus cargos políticos. ¡Hombre, don Mariano, 'no foti'! ¿No comprende usted que el personal se empieza a preguntar qué clase de miedo o qué clase de deuda tiene usted con el muy honorable President de la Generalitat Valenciana? Porque lo de ser inflexible con la corrupción y los corruptos, eso, señor Rajoy, el personal ya ni se lo pregunta.

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(1) Dualidad: reunión de caracteres opuestos en la misma persona o cosa.